A algo menos de 90 km. de León, tomando el desvío en Crémenes, se tarda más o menos una hora y cuarto en llegar. Dependiendo de cómo esté el cielo no es necesario madrugar mucho. Con salir a las siete de la mañana de León llegamos poco después del amanecer, justo para sumergirnos en su ambiente y contemplarlo en todo su esplendor. Desde el final del pueblo sale un camino con una pequeña pendiente por el que tendremos que andar más o menos veinte minutos para colocar por primera vez nuestro trípode en este empinado arroyo.
Todo lo que os diga de este sitio es poco. Hay una foto cada diez pasos que das. Cientos de saltos más grandes y más pequeños, pozas, grandes hayas, piedras literalmente forradas de musgo "mullido", humedad, calor, el suelo alfombrado de hojas y colores... miles de colores que embriagan los sentidos.
Iba a subir un par de fotos a flickr de la excursión y dejarlo ahí, pero me puse a revelar y preferí compartirlo con todos vosotros a través del blog... en total hice más de cien fotos que resumo en estas treinta que os muestro... confío en que haya sabido transmitir las sensaciones que produce la visita al hayedo. Es difícil de expresarlo con palabras.
Espero poder volver a primeros de noviembre otra vez. Por aquél entonces ya habrá setas y las hayas tendrán cien colores diferentes. Si el nivel del agua no sube demasiado podremos colocar los trípodes en el seno del arroyo y hacer nuevas tomas.
Como siempre, deseo que os haya gustado la pequeña excursión. Hasta la próxima. Y muchas gracias a Luis por "sacarme de la cama". He disfrutado con la salida.
(c) Javier Díaz Barrera, 2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por tus comentarios. Siempre son bienvenidos.